Para muchos de nosotros parece estar entendido y dominado el tema de la “sexualidad”; damos por sentado que saber “practicarla” tiene que ver con conceptos como rendimiento, desempeño y duración. Algunos otros pensamos que saber alternar entre estados de erotismo y ritmos coitales, es lo máximo. Sin embargo te comparto que estoy seguro que te has cuestionado más de una vez sobre aquellas cuestiones y cosas que se quedan en la vaga curiosidad.
Entre más logremos conceptualizar detalles de nuestra sexualidad mejor será el desarrollo de nuestra personalidad y nuestra capacidad de empatía se ve potenciada.
Claramente muchos de nosotros ignoramos la relación que guarda nuestro desarrollo sexual con nuestro cotidiano. Según como se interprete, una parte importante del desbalance cotidiano de nuestras vidas se genera o puede hacerlo, desde la mala comprensión y a su vez mala “praxis” de nuestra sexualidad.
Se sabe y está medido que una persona, que no goza de orgasmos en al menos una ocasión por cada diez eventos sexuales además de manifestar trastornos emocionales (enojos, angustia, labilidad, irritabilidad, ansiedad, etc) manifestará otro tipo de sintomatologías de diversas índoles, en el campo fisiológico, social, cultural, familiar, económico, etc.
En consulta encontramos historias como la siguiente: Un paciente promedio de cualquier ciudad o colonia de la Ciudad de México que manifiesta pérdida de la erección, eyaculación prematura y temor al encuentro sexual, además evita los acercamientos sexuales al acudir a una sesión de 2 hrs de terapia médico sexológica, descubre que su trauma infantil aquel que con ayuda del cruel bullying social que vivió en la etapa de la adolescencia (en el colegio), desarrolló en él temores y sobrecompensaciones para adaptarse al medio en el que se desarrolló, hostil generalmente. Él desconoce que haber acumulado tantas frustraciones le derivó en “no tener suerte con las mujeres” o aparentemente no poseer dicha cualidad, en no lograr encontrar pareja y empezar su vida sexual “tarde”; ese paciente hoy bien puede estar manifestando algún síntoma de “disfunción sexual” además contagiando otras areas de su vida; problemas de salud, problemas económicos, crisis laborar, etc… Este paciente además está convencido de solo tener ese problema en específico negando y obviando su evidentes manifestaciones en su cotidiano.
En realidad, no es tema de suerte ni de destino, sino de comportamiento…y nuestro comportamiento deriva de lo aprendido en nuestros pasados primordialmente en el seno de nuestra familia, entorno, educación, cultura, dogmas, creencias, etc…
Por ejemplo, en libros espirituales se aborda el tema de la sexualidad desde muchas aristas; restrictivo en algunas culturas y en otras de distintas latitudes, se exhorta al correcto uso y práctica de la sexualidad para desarrollar nuestro sentido de plenitud y hacernos acreedores a la trascendencia de lo material a espiritual. Una supuesta manera para evolucionar o al menos optimizar ese proceso.
Evitando proselitismos a toda costa; mi punto es que la sexualidad es inherente al ser; puedo afirmar que la tenemos pegada al alma si me permites la expresión.
Volviendo al ejemplo del paciente, cuándo ese paciente a través de recibir la correcta orientación teórica y la correcta aplicación en el ámbito práctico redescubre y reinterpreta sus conocimientos sexuales con plena razón, acompañado de un estado emocional óptimo; de hecho podrá canalizar sus afanes, su entendimiento, su pasión, su virilidad, su identificación, sus apetencias, sus fantasías, sus deseos, sus capacidades y sus prácticas hacía su interior; para que desde ahí emerja su verdadera sexualidad, sin filtros, miedos, tabúes, rencores ni culpas. ¡Así como va!. Puro, auténtico y neutro. Simplemente sentirse cómodo en la experiencia sexual.
Es en realidad un concepto complejo; entonces la sexualidad para nada significa vasodilatación y lubricación nada más; es entonces necesario comprender que ejercer mi sexualidad a través del coito con aquello que deseo tanto; pone en marcha TODOS los sistemas de los que se compone el cuerpo humano, cardiovascular, neurológico, psicológico, hormonal, músculo- esquelético, inmunológico, etc… Dominar esto me brindará mayores posibilidades para gozar en plenitud de mi sexualidad a voluntad.
Entonces afirmar que nos encontramos ante una “Disfunción Sexual” nos da evidencia de que urgentemente necesitamos una sana “reconfiguración” de nuestro cuerpo, nuestra mente y de nuestro interior
A veces se necesitará ajustar cosas en el cuerpo, como la Hemoglobina Glucosilada por ejemplo; altos niveles de glucosa circulando en el torrente sanguíneo propician y favorecen a desarrollar Neuropatía Diabética, hecho que deriva en la degradación y atrofia del Sistema Nervioso Periférico afectando terminaciones que llegan al pene y esto claramente entorpece el reflejo eréctil del cuerpo cavernoso. Otro ejemplo no menos importante es la presencia y saturación de ácidos grasos en los capilares corporales, evento que influye directamente en el mal llenado de los capilares y sinusoides del cuerpo cavernoso.
Las horas que dormimos influyen en la producción de algunas hormonas regulatorias que al alterarse repercuten en presentar menos deseo sexual o apatía al contexto social y sexual; es bueno saber que el ser humano tiene ciclos de comportamiento sexual, nos reproducimos a ciertas horas; elegimos patrones específicos en nuestras parejas, muchas veces es inconsciente ese proceso de elección; lo que deriva en algunas parejas en toparse “siempre con la misma historia”.
Además la cultura, las creencias y la psicología de cada individuo puede alterar la respuesta a estímulos; todos reaccionamos de diferentes maneras al mismo estímulo; esto es porque aprendemos del entorno; entonces si una persona tiene dudas de sus capacidades sexuales, es porque no tiene establecida una idea favorable y placentera del coito; podría pensarse y esperarse que estamos dispuestos y deseosos, que lo hacemos para disfrutar pero la idea de “fallar” mientras esté presente no nos dará chance de disfrutar…es como una voz amenazante llena de dudas y burlas.
Esto debe claramente, atenderse de manera personal con las personas adecuadas para informarnos, educarnos, orientarnos, procurarnos y llevar un proceso de REINTERPRETACIÓN de todo nuestro contexto sexual y nuestras prácticas. Lo mejor de todo esto es que, hoy está todo esto a la vista, es totalmente accesible y requiere solamente interés; acá ningún secreto valioso sino una enseñanza abierta y consistente es lo que nos da pleno control y gozo de nuestra sexualidad.